Ingeniería Hospitalaria


Evaluación en Venezuela del equipamiento hospitalario

Luis Lara Estrella, miembro del Departamento de Tecnología de Procesos Biológicos y Bioquímicos de la Universidad Simón Bolívar de Caracas, Venezuela, presentó en Medellín la experiencia del estudio realizado en su país acerca de la situación actual de la infraestructura hospitalaria, reflejo no sólo de la realidad de Venezuela sino de toda Latinoamérica. A continuación un resumen de su ponencia.

En la Cumbre de las Américas, celebrada en Estados Unidos en 1994, los gobiernos de la región reafirmaron su compromiso de incorporar en sus procesos de reforma del sector salud, mecanismos para garantizar el acceso equitativo a determinados servicios básicos de salud y para mejorar la calidad de esos servicios. Al año siguiente, la Organización Panamericana de la Salud, con la participación del Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo y de otras agencias internacionales, patrocinó una reunión especial sobre Reforma del Sector Salud, en la que se establecieron criterios rectores, basado en los principios de equidad, eficiencia, sostenibilidad, participación social, efectividad y calidad. Desde entonces, el mejoramiento de la calidad ha sido uno de los objetivos proclamados de las reformas del sector salud.

El sistema de salud de Venezuela, al igual que el de muchos países en vía de desarrollo, está basado en el modelo segmentado, modelo criticado ya que separa los diferentes grupos sociales dentro de tres grupos. El sector público de la salud en Venezuela es altamente fragmentado, sus dos instituciones principales son el Ministerio de Salud y Desarrollo Social, y el Instituto Venezolano de los Seguros Sociales. La cobertura del Ministerio es, teóricamente, del 60% del total de la población; el del Seguro Social cubre el 50% del total de la fuerza de trabajo, lo que representa el 30% de la población total del país. Por su parte, el sector privado es extremadamente heterogéneo.

Conocidos estos antecedentes, la OPS emprendió el proyecto denominado "Medición del desempeño de las funciones esenciales de Salud Pública", en todos los países de las Américas. Así lo hizo en Venezuela en febrero pasado, en compañía de funcionarios de los distintos estamentos involucrados. Se calculó que para la recuperación de esos hospitales, el Estado Venezolano debería aportar US$17.082.084, apenas un paliativo temporal, por lo que se recomendó una inversión a cuatro años de US$67.613.000

La finalidad de la evaluación fue la de identificar las fortalezas y debilidades de la práctica de la salud pública; esto permitiría al Ministerio desarrollar planes o estrategias de fortalecimiento de las capacidades humanas y materiales necesarias para dicha práctica. El instrumento de medición consta de once funciones especiales de la salud pública, que resumen la acción colectiva del Estado y la sociedad civil, para proteger y mejorar la salud de los individuos: Monitoreo, evaluación y análisis de la situación de salud, vigilancia de salud pública, investigación y control de riesgos y daño en salud pública, fortalecimiento de la capacidad institucional de regulación y fiscalización en salud pública, evaluación y promoción del acceso equitativo a los servicios de salud, desarrollo de recursos humanos y capacitación en salud pública, garantía y mejoramiento de la calidad de servicios de salud individuales y colectivos, investigación en salud pública y reproducción del impacto de emergencias y desastres en salud.

La evaluación de las condiciones en que se encuentra la planta física y el equipamiento de los hospitales del Ministerio, la más completa realizada hasta ahora, fue a través del Proyecto Salud, mediante el subproyecto denominado "Fortalecimiento de la Red Hospitalaria Venezolana". En dicho proyecto se evaluaron 22 hospitales, representando el 12,3% de los hospitales del Ministerio. Podemos expresar que dada la similitud de los problemas encontrados en estos hospitales, lo podemos definir como un "síndrome", en el sentido de que todos presentaron las mismas deficiencias, especialmente en lo referente a su infraestructura y al equipamiento.

Como resultado de la evaluación antes mencionada, la explicación a esta sintomatología general, es debido a que el Ministerio, así como otras instituciones públicas de salud, carecen de una adecuada política de gestión de tecnologías. En el pasado reciente, la gestión de las tecnologías era responsabilidad de la Fundación para el Mantenimiento de la Infraestructura Médico Asistencial del Ministerio, y según investigaciones realizadas, ésta era centralizada, altamente burocratizada, sin una política definida, cuantitativa y cualitativamente ineficiente, el mantenimiento no abarcaba toda la tecnología y era dirigida por profesionales que no estaban capacitados en el área.

Dentro de la investigación, se calculó que para la recuperación de esos hospitales, el Estado Venezolano debería aportar la cantidad de US$17.082.084, la cual aparentemente sería un paliativo temporal, por lo que se recomendó una inversión a cuatro años de US$67.613.000 (incluye el equipamiento médico y la planta física). Sin embargo, de acuerdo con las recomendaciones, era imprescindible la definición de una adecuada política de gestión tecnológica y la definición de una estructura responsable de tal gestión, creando para ello una organización con los fundamentos de la Ingeniería Clínica.

Fuente: “Fortalecimiento de la red hospitalaria venezolana” Rodrigo Mijares y Luis Lara.
Recuperado en junio 2010 en http://www.periodicoelpulso.com/html/Mayo02/general/general-04.htm